31.12.11

Dormir en la estación.



Y despierto en otra estación, con el pesado silencio entre ‘Dear Rosemary’ y ‘Mr Brightside’ en mi iPod. Un tren, otro, otro y ninguno lleva a casa. Un trago, otro, otro y ninguno le trae a mi lado. Mi pequeño mundo está girando a una velocidad de vértigo, y sólo veo flashes donde se cuelan confusas imágenes de caras riendo a carcajadas, besos con sabor a whisky, luces de colores que dañan la retina, el frío de los copos de nieve en la cara, los pulmones llenos con el humo de un porro, el escozor de la sal de un tequila, los acordes de una guitarra acústica y mil retazos más de experiencias sensoriales que no alcanzo a atrapar entre los dedos en este torbellino de color.

Y gira, gira más rápido y no te detengas ni a tomar aire, porque en ésta vida entre andenes los sueños duran lo que dura una canción. 

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