20.12.12

Mi rey

Espero ansiosa la visita de mi rey, desde Alemania. Mientras, él me saca sonrisas :)

Me hipnotizo cuando bailamos flamenco,
robando las sonrisas que escondes como tesoros,
no sabía que podía ser tu amor,
ni que podía sentirme tan español

Y ni siquiera soy de Barcelona, o de Madrid.
Yo soy nativo del Polo Norte,
y tú derrites todo lo que te rodea,
enamorando a éste pobre niño.

Pero si pudieras reinventar mi nombre,
si pudieras redirigir mi vida,
me sentiría el rey,
mientras flotamos entre siestas,
bebemos vino rojo,
y contemplo tus piernas bajo tu vestido blanco,
me ajusto mi corona.

Y no me quites la ilusión,
pues el día en que me llamaste amor,
me creí capaz de cualquier cosa
de reinventar mi nombre,
de redirigir mi vida,
incluso de ser el rey,
the king of Spain.


3.12.12

El Fin del Mundo

Nunca vendrá la primavera. Nunca, pues la tiene prisionera en sus ojos. El mundo vive su eterno invierno, derrumbándose poco a poco y vamos nosotros y nos enamoramos.
Parece que lo único que importa, lo único que brilla entre los escombros y la ceniza, es su sonrisa.
Me he partido en dos mitades, en dos bifurcaciones sin retorno y el camino gris se agrieta a mis pies. Necesito (te necesito) que me enseñes a volar.

Cambiaría todos mis días, por haberte conocido desde siempre,
por descubrirte bailando un día cualquiera.
Porque vuelvan los brotes de hierba verde a nacer bajos tus pies descalzos.
Aunque muera el mundo, tú vivirás.

Serás inmortal.
Créeme.
Porque vives en cada una de mis palabras.
Porque cada vez que escribo, amor, es para ti.

Por ti.

Por favor, sálvame.

Pero no de ti.

24.11.12

Estábamos entrelazados, hechos un ovillo en la cama, la ropa estaba esparcida por la habitación como un abanico de colores. Aún perlaba el sudor tu frente. Hacía frío y me abrazabas por la espalda, susurrándome con voz temblorosa que no me durmiera, que me salvarías de las pesadillas. Estabas totalmente desnudo, incluso tu corazón lo estaba. Nunca habías tenido tanto miedo. Te prometo que yo tampoco había estado nunca tan asustada.
Te empeñaste en que la noche pareciera eterna, siendo tan fugaz. Hablabas del invierno, de los días que morían, de los días que quiero matar contigo, y luego silencio. Y te juro que estando así, tan en paz, tan llena y a la vez tan vacía, escuchando tus sístole y tus diástole, oliendo ése aroma que sólo tú tienes, como a verano. Te juro que nunca había deseado tanto estar para siempre en algún lugar. Cerrar los ojos para verte mejor, hasta el alma, acurrucarme con la cara en tu cuello y sentir el vértigo, los colores, la luz en los orgasmos.

No te duermas.
Me hiciste salir de la cama, me ayudaste a vestirme entre palabras de cariño y me ayudaste a llevar las maletas hasta la puerta.
Caminamos entre la niebla de la mano, pero sin hablar mucho. Berlín se despedía, con luces de colores que brillaban por donde pasáramos. Era el festival de las luces. Todo para ti, princesa.

Fue como besar con cuenta atrás. Éste es el último. No, me niego, bésame un poco más... despacio, con el corazón en los labios, alárgalo hasta infinito. Pero al final, te fuiste haciendo cada vez más pequeño mientras te perdías entre maletas, gente con prisa y gente abrazándose, hasta que finalmente, desapareciste. Deseaba que reaparecieras de repente, gritando mi nombre, agarrándome, alejándome del detector de metales, del aeropuerto y del mundo. Vuelta bajo las sábanas. Vuelta a casa.

La última vez que te vi, llevabas ésa chaqueta gris que tanto me gusta. Te perdías entre la gente del aeropuerto. Miraste tres veces atrás.

Y después,
nada.

Es como anestesia permanente. Como una espera eterna.
Pero no te preocupes,

te esperaré,
tenlo por seguro,
porque no puede cansarse de esperar,
quien no se cansa de mirarte.

23.11.12

Hace frío, huele a castañas asadas,
el otoño debería ser nada más y nada menos que ésto,
pero contigo.
Desde que no te beso, en mis labios no hay más que ceniza,
a mis despertares no acompañan tus bostezos,
y en mis desayunos no hay más café con besos.

Una tristeza lejana,
que habita al otro lado,
que me espera, contando los días,
que me espera con esa sonrisa,
ésa que elegí frente a todas las demás,
aunque querernos fuera arriesgado,
porque cuando no estás me falta un pedazo de mí,
y no tengo ningún sitio donde esconderme,
donde no esté en pedazos.

Me falta esa fiesta de palabras en distintos idiomas,
tu ropa adornando el suelo de mi habitación,
ésa es mi única bandera.

No te duermas aún, así la noche no se acabará.
Así te tengo un poquito más conmigo.
No te duermas, no dejes que me duerma
porque tengo miedo que al despertar
todo haya sido un sueño
Y vuelvas a estar lejos.

16.9.12

Sin palabras


Llevo mucho sin escribir. Últimamente el mundo me ha dejado sin palabras, me las ha robado y dejado mi mente en blanco, en un estado de permanente espera.

Un recuerdo…

El cielo estaba rojo en Berlín. Me estrechaba entre sus brazos, sin decir ni una palabra. No las necesitábamos. Me estaba diciendo que me quería con toda su alma. Que a veces no me comprendía, pero que encontraba fascinantes esos pequeños detalles que le sacaban de quicio. Suspiró, y así me dijo que por favor, por favor no le dejase. Que me quedara a su lado a pintar cada mañana de amarillo y azul, a jugar a ser gigantes vestidos con pijamas de rayas...

No sabía que se podía amar y echar de menos hasta con los poros de la piel. Ni que mi cuerpo era capaz de reconocer, al primer vistazo, a la persona con la que quiero pasar cada uno de mis días sobre éste mundo que a veces te deja -total, increíble y maravillosamente- sin palabras. 

8.7.12



No mires, el mundo está a punto de romperse. No mires.

Dicen que antes de que todo acabe ves tu vida pasar ante tus ojos, como en una película. Pero yo sólo le veo a él.

Veo cómo cada jueves olvidaba las clases de la mañana y en su lugar me quedaba a aprender cómo funcionaban nuestros cuerpos. Éramos niños, pero nos creíamos gigantes.

Veo las gotas de agua rodar por su cuello en la ducha, las atrapo con los labios antes de que lleguen a su pecho.

Ahora oigo Explosions in the Sky, mientras me abraza en la cama a oscuras y se me eriza el vello cuando susurra Ich liebe dich en mi pelo.

Ahora estoy sentada sobre él, con la risa incontrolable que provocan los porros, no lleva camiseta. Me besa con la profundidad y el ensimismamiento de quien se pertenece, deslizando la mano bajo mi vestido, mordiéndome, haciéndome el amor.

Ahora estoy en el aire, justo un segundo antes de que mis pies toquen el agua fría del río, ahora el agua me cubre completamente, soy consciente hasta de la sangre de mis venas, que hierve mezclada con demasiado alcohol. Mi cabeza rompe la negra superficie, mis pulmones se llenan de aire, mi cuerpo tiembla, jadeante, y unos labios mojados abrazan los míos, antes de lanzar un grito de euforia que rasga la noche.

Y ahora, todo junto, manos entrelazadas, puedo volar, cosquillas en la planta de los pies, abrazos interminables, humo en los pulmones, Berlín, quédate conmigo… todo se reduce a una lágrima, a punto de suicidarse desde una pestaña.

Éramos gigantes, enormes, eternos como montañas.

27.6.12

Hasta el fondo del Océano



Fue como una descarga eléctrica a lo largo de toda la columna, como la primera bocanada de aire después del coma, me erizó el vello y me paró el corazón durante tres segundos exactos. Parpadeé y seguías allí. Alargué los dedos y rocé tu mejilla con las yemas. Cómo puedes estar tan cerca, y a la vez tan lejos. Tus labios vuelven a por un segundo beso, y ésta vez apoyo la cabeza en tu pecho y aguanto la respiración, como si así el tiempo se fuera a parar. 


Tengo miedo.


Di las palabras mágicas, y se irá.


No te vayas tú, te necesito, sin ti cada día es sentarse esperar a que pase algo, pero sabes nada pasará y no tienes fuerzas para levantarte porque te pesan las piernas y los brazos. Y te encuentro en cada recuerdo y en cada canción, pero nunca al levantar la vista. Por eso duermo medio día para encontrarte en los sueños, pero tengo miedo de no despertar, de quedarme atrapada en ellos y hundirme hasta el fondo del océano. 


Nadaremos. Aprenderemos a nadar.

19.2.12

Ya llego...


Ya llego…
Adoro que broten esas dos palabras de tu boca. Que las susurres al auricular del móvil, mientras te espero en casa. Que las gimas contra mi cuello, entre sudor y besos. Suenan tan cerquita que casi puedo agarrarlas entre los dedos para que no escapen, porque te esperaba, te esperaba desde antes de conocerte y has tardado tanto en llegar…
Pero lo importante es que ya estás aquí, ante mi puerta. Aquí, entre mis sábanas y mis piernas. Aquí a la vera del precipicio del resto de nuestras vidas.
Y no te pienso soltar.
Has tardado tanto en llegar…

7.2.12

Yo soy...

Yo soy, de donde siempre es primavera,
de donde nace la gracia y la alegría,
Yo soy, de donde los besos saben a cerveza,
y la sangre hierve en las venas.
Yo soy, hija del sol y el mar,
pero también soy, de los verdes bosques
por los que paseas descalzo,
soy hijastra de las historias de guerra,
de las llanuras de tu piel desnuda,
soy gata callejera bajo tu ventana,
y fiel a la bandera de tu sonrisa,

Yo, yo soy de donde tú estés.

5.2.12

Cold day in the sun.


Un día frío al sol, me pide un pitillo y se sienta a mi lado.
El humo que se le escapa entre los labios, casi lo puedo ver congelarse en el aire mientras danza con los primeros copos de nieve del día.

Me mira, qué frío, eh.

Pues cómo no va a hacer frío, si tienes la puta primavera prisionera en tus ojos. Ojalá haga aún más, se congele hasta el tiempo y dejen de caer las hojas del calendario del año del fin del mundo, apilándose en una montañita, como hojas caídas de los árboles, que sólo me recuerdan que estamos perdiendo el tiempo cuando deberíamos estar perdiendo la ropa. Y te confieso, soy una yonki de ésa sonrisa que estás esbozando ahora mismo, que no me importarían los días sin rayos de sol si fueran tus besos los que me dorasen la piel, que si es verdad que se tiene que acabar el mundo, quiero que el final nos pille en la cama, enredados, con tus canciones de Devendra Banhart y las golondrinas de tu ventana, tu acento berlinés, los discos de Los Beatles y los libros esparcidos, unos cigarritos, montañas de condones y la miel de tu sonrisa derritiendo la nieve. 


Good day, Sunshine. 

22.1.12


Se me gastan las mañanas
buscándote entre los andenes.
Se consumen las noches
como cigarrillos,
pensando...
que sin ti es menos vida.

Y es en la ingravidez de los sueños,
donde por fin te encuentro.
Sé que no te quedarás mucho,
que el sol, pase lo que pase,
saldrá mañana.

Y sólo duermo para soñar que te beso.
Sólo sueño, para despertar con mi boca,
enredada en tu pelo.

17.1.12

F*** off

Salimos con nuestras mejores galas. Listos para llenar nuestros pulmones con el apestoso humo de los cigarrillos y nuestros estómagos con tanto alcohol que podamos ahogar la ansiedad que araña sus paredes. Sentiremos el metálico sabor de la sangre que brota de la herida de nuestro corazón, en los labios. Callaremos con música estridente la persistente voz de nuestras cabezas que suplica que nos detengamos. Vibrará nuestro interior con el profundo sonido de los bajos, y nuestros pies, como una estampida, como la estampida de lágrimas que recorren nuestras caras sin que ni siquiera nos demos cuenta. Bailaremos hasta que nos ardan los músculos, y luego follaremos con gente que no nos importa, bebiéndonos el sudor mezclado con rabia, porque no podemos echar un polvo con quien realmente amamos. Y luego querremos huir. Lejos. Detente, no corras tanto. Pero no, no vamos a parar.



Porque somos jóvenes, guapos y estamos jodidamente tristes.



4.1.12


A veces, cuando paseo por las calles de mi nueva ciudad, F. pasea por mi mente.

Le conocí en mi primer año de universidad, y desde el principio fuimos inseparables. Él es de ésa clase de amigos por los que tienes sacarina en un estante de tu cocina, porque sabes que así prefieren el café cuando vienen de visita cada día. De los que sorprenden en tu cumpleaños en el umbral de tu puerta, escondiendo la cara detrás de un osito panda de peluche. Y te acompañan a casa de madrugada, después de la fiesta, sólo para que el amanecer os pille en el sofá, charlando y riendo.
Pero una noche, entre risa y risa, alguien lanzó un primer y tímido beso. Y así se jodió todo.

Seguramente, en nuestro juego de niños le rompí el corazón sin querer. Puede también que no le mirara a los ojos cuando me decía que vendría conmigo a cualquier lugar. Así acabamos planeando nuestro viaje a ésta ciudad...
A la que, al final, sólo he llegado yo. Y joder, le echo de menos más a menudo de lo que me gustaría. Claro que ni en un millón de años se lo reconocería. Probablemente se reiría, o se encogería de hombros y ladearía la cabeza, con las manos en los bolsillos. O me hablaría sobre sus razones para quedarse, sobre su chica, y yo por dentro sentiría inevitablemente esa amarga punzada de celos y tristeza al comprobar que ya no soy su preferida, que ya no hay locuras de viajes al extranjero que valgan. Pero especialmente no se lo reconocería, porque sé que le encantaría.

Lo que estoy segura sí sabe, es que siempre, siempre sigue habiendo sacarina en mi estantería.

2.1.12

:)

Y es que no siempre es fácil mantener la sonrisa. Para éste año que acaba de nacer, os deseo mil sonrisas de todas clases. Silenciosas, tímidas, de las que enseñas todos los dientes, de las que estallan en una carcajada, de las que contagian más sonrisas... Porque la sonrisa y la risa no sólo comparten letras.