26.7.10


(...) Ella le tendió la mano, invitándole a continuar juntos su paseo, y él la aceptó. El cálido tacto de su piel provocó en ella un chispazo en los rescoldos apagados antaño, que se intensificaba a cada paso. Su respiración comenzó a volverse irregular, apretó la mano del extraño, quien desde hacía unos minutos mantenía la vista fija en ella. Sintió la urgente necesidad de correr, pues le ardía el cuerpo como carbón al rojo. Apretaron el paso, hasta acabar corriendo por el centro de la calle, sin soltar nunca sus manos. Él la guiaba. Ella se dejó guiar.

Él abrió la puerta de su dormitorio y la dejó entrar primero, jadeando aún. Se acercó a ella y la examinó sin despegar los labios, sólo para besarla en los suyos, despacio primero, seguidamente con la profundidad y el deleite de quien se pertenece. Quizás por soledad, por desamor, por egoísmo. Ella se dejó querer, quizás por lo mismo. Acarició el pelo de él, corto y suave, mientras sentía su lengua contra la suya y sus labios presionándole con suavidad los propios. Casi había olvidado cómo besar y la maravillosa sensación de ser uno. Mientras, él le desprendía la ropa dejando en cada punto de su piel que rozaba un intenso calor. Clavó sus dientes con suavidad en su hombro, luego en su cuello, sintiéndola desnuda, palpitante y más radiante y hermosa de lo que ella nunca estuvo en su vida, porque nunca había deseado, ni había sido deseada como aquella noche.
(...)


Otro pedacito de uno de mis relatos...

20.7.10

Querido David:


¡Buena la has hecho! ¿No se te ocurría ningún sitio mejor? Debes saber que Sevilla es muy, muy caluroso en verano, justo cuando tú llegas. Claro que también es una de las ciudades más bellas de nuestro país… Así que seguro que te gusta el arte, por eso la elegiste. O quizá sea la historia lo que te guste…
En cualquier caso, creo que estarás a gusto. Te tomaremos como a otro más de la familia, porque serás nada más y nada menos, que eso mismo.
En cuanto a lo que te encontrarás aquí... Hay de todo, supongo, yo puedo contarte lo poco que sé.
Lo primero que oirás de la vida es que es muy dura. Esto es verdad a medias. Hay personas para las que la vida, por el simple hecho de nacer en un lugar o en una familia determinados, es insultantemente fácil. Y por el contrario, hay gente para las que la vida es una lucha continua desde su mismo nacimiento. Nadie elige esto, normalmente quienes transitan este camino no tienen otra opción.


La vida depende mucho de la suerte. Esto tampoco lo puedes elegir. Suerte con la familia, suerte con los amigos, suerte con tu pareja, suerte en el trabajo, suerte en la vida. La suerte es tan injusta y caprichosa que a menudo te indignarás, pero también te sentirás agradecido si te roza tan sólo un poco…
Como ves, la mayoría de las cosas de la vida no las elegimos. Pero hay otras en las que sí puedes decidir tú. Tu camino empieza desde que aprendes a caminar, y después tú puedes recorrerlo como elijas. Puedes tomar las sendas fáciles, o puedes probarte a ti mismo y escoger algunas algo más complicadas que son las que seguramente te lleven una sensación más gratificante luego, aunque en la práctica no sean agradables. Pero ante todo, elige con cabeza, pues a veces hay caminos que no tienen retorno. Mientras camines, encontrarás miles de bifurcaciones y a veces te sentirás perdido. Intenta seguir las indicaciones de la gente que te quiere y mantente cerca de los puentes. Los puentes son tu mejor ayuda para cruzar baches demasiado profundos y tienen la característica de que siempre están ahí. Y siempre es para ayudarte. Estos puentes tienen barandillas para que no caigas y para que no saltes al vacío, son sólidos y eternos, tan eternos como su amor por ti. Los puentes de tu camino son tus padres. Y, en tu caso, tu maravilloso hermano, quien te dio tu nombre.

¿Mi consejo? Mi mejor consejo es que leas. Lee todo lo que caiga en tus manos, y crece de manera que nadie piense por ti. Oirás muchas chorradas que te intentarán meter en la cabeza, para llenártela con ideas absurdas y muy a menudo contrarias a tus creencias e ideologías. Simplemente, no las escuches. Vive tu vida, que nadie te diga cómo debes o deberías vivirla, vuela en tu niñez, sueña en tu adolescencia, y si te lo puedes permitir sueña el resto de tu vida, disfruta tu juventud, realízate en tu madurez, aunque tampoco tengas prisa por madurar, y cuando lo hagas, no te olvides nunca de tu parte infantil, o correrás el riesgo de volverte demasiado estirado…

¿Lo tienes todo? ¿voy demasiado rápido? No te preocupes, no es tan difícil, verás cómo rápidamente le coges el truco.

En fin, no quisiera alargarme, sólo me queda decirte que es un placer recibirte, ya sabes, cuantos más mejor.

Ojalá que te quedes muchos años con nosotros, ojalá que tengas una larga y feliz vida.

P.D.- Si necesitas cualquier cosa más, no dudes en llamar a tu prima mayor.


Para lo más bonito del mundo...


Un buen comienzo

¿Cual es la mejor manera de comenzar algo? Un comienzo es algo importante, es algo que sólo tenemos una oportunidad de hacer. Los buenos comienzos, decía un profesor mío, propician buenos finales.

Es como cuando abres un libro por primera vez, y lees la primera frase. Si el comienzo es bueno, es muy probable que lo sea el final. Es como cuando besas a alguien por primera vez. O como, simplemente, cuando te levantas por las mañanas y comienzas un nuevo día; en este caso, personalmente, creo que el mejor modo de comenzar es con una canción que te ponga de buen humor, mientras la cantas en la ducha y bailas por la habitación pensando qué te vas a poner. Mi madre diría que la mejor manera de empezar el día es con un buen desayuno. Mi amiga Rops diría que la mejor manera de empezar el día es con un resacón monumental por la fiesta de la noche anterior. Él me diría (o me gustaría que dijera) que la mejor manera de empezar el día es despertar a mi lado.

Pero como nadie tiene la respuesta a cómo es la mejor manera de comenzar un blog, lo haré a mi manera, que es con esa canción que me pone de tan buen humor por las mañanas. Espero que sea un buen comienzo.