5.2.13

Algún día de febrero

Supongo que sí, que es verdad que la magia existe y que sólo tienes que abrir los ojos en el momento justo para sentir su cosquilleo. Parecía como si hubieses esperado ése momento justo para aparecer por la puerta y dejar mi mundo sin palabras. Por eso mi papel se redujo a mirarte desde lejos y convertirte en tinta en mi cuaderno. A imaginar cómo sonaría tu voz cantando una de los Beatles. O a imaginarnos paseando por la nieve, de la mano.

Y si creo que la magia existe, es porque todo éso se volvió real. Y te convertiste en todas las canciones por oír, todos los bailes hasta medianoche, todos los deseos de mis estrellas fugaces, en mis sístole y mi diástole. Sólo podía sonreír por haberle encontrado.
Por fin, todo tenía sentido.

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